ICONOS O LA EXPLORACIÓN DEL DESTINO
Podría considerarse que este espectáculo es la tercera parte de una trilogía de relatos clásicos formada por Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia y posteriormente Los dioses y Dios. Los tres espectáculos giran en torno a la tradición oral de los relatos mitológicos sobre los que se construyen las grandes tragedias griegas. Y al mismo tiempo los tres espectáculos son monólogos en clave de humor, donde el lenguaje y los recursos de la comedia se confrontan con los argumentos de las tragedias clásicas más conocidas y frecuentemente representadas en el Festival de Mérida. Esta mixtura de la tragedia con el humor no es extraña al origen y la esencia perenne del teatro griego.
Se cuenta de Sileno, el semidiós que ejerce como patrón de la tragedia, y subalterno de Dionisio, dios de la tragedia, que cuando Midas le preguntó “qué era lo mejor para el hombre”, Sileno le contestó: “lo mejor para el hombre sería no haber nacido”. Ante la estupefacción de Midas, Sileno añadió: “pero
no te preocupes, ya que has nacido, lo mejor para ti sería morirte cuanto antes”. Esto no puede entenderse sino es como un chiste que sugiere el “absurdo de la existencia”, que es el gran leitmotiv de toda la tragedia griega. Faltaban todavía 25 siglos para que Valle-Inclán presentara de nuevo esa mixtura
en su creación genial del esperpento. La mezcla de los géneros estuvo ahí siempre, mostrando que las líneas divisorias son una creación convencional, un código, para que el público acomode su actitud ante el espectáculo.
Iconos o la exploración del destino es un monólogo de humor que reflexiona sobre el destino en la tragedia griega. Desfilan por este espectáculo las grandes figuras icónicas de Medea, Edipo, Antigona y finalmente Hécuba. La exploración del destino viene de la mano de una exposición comparada de
esta fuerza determinante (el destino) en la vida de los héroes trágicos y así mismo en los relatos de la mitología hindú, donde el concepto de karma incluye en el dinamismo del destino, el concepto de libertad.
Todos estos ingredientes van intercalados con experiencias autobiográficas del propio autor y actor, a modo de parodias de humor, con elementos didácticos del repertorio habitual del Festival de Teatro Clásico de Mérida.
Rafael Álvarez, EL BRUJO como actor solista
Música en directo de Javier Alejano
Dirección: Rafael Álvarez
Atye. de dirección: Oscar Adiego
Musica original: Javier Alejano
Escenografía: Equipo Escenográfico PEB
Iluminación Miguel Ángel Camacho
Vestuario: Georgina Moustellier